Existe un delicado equilibrio entre ser padre de tus hijos adultos y respetar su independencia.
Este equilibrio a menudo depende de nuestras conductas. Algunos hábitos, que hemos mantenido inocentemente desde su infancia, pueden obstaculizar nuestras relaciones con ellos ya como adultos.
Dejar atrás estos comportamientos no significa perder tu lugar como padre. Más bien, se trata de abrazar una nueva etapa en la relación, una que reconozca su adultez y fomente un vínculo más fuerte.
Aquí hay siete comportamientos que debes dejar atrás si deseas mantener una relación saludable con tus hijos adultos.
1. Deja de actuar como padre
Hay un momento y un lugar para actuar como padre, y normalmente es cuando tus hijos son, bueno… niños.
A medida que crecen y se convierten en adultos, necesitan menos de un padre y más de un mentor. Esta transición puede ser un desafío para muchos padres que están acostumbrados a desempeñar el rol de principal tomador de decisiones en la vida de sus hijos.
Pero recuerda, tus hijos adultos ya no son niños. Necesitan espacio para tomar sus propias decisiones, incluso si esas decisiones son diferentes de las que tú tomarías por ellos.
Si constantemente intervienes con consejos o soluciones, podrías estar socavando inadvertidamente su confianza e independencia. Esto puede generar sentimientos de resentimiento o frustración, lo que puede tensar la relación.
Si deseas mantener un vínculo fuerte con tus hijos adultos, es fundamental dar un paso atrás en el rol de padre y permitirles que naveguen por su propia vida. Aún puedes ofrecer orientación cuando te la pidan, pero recuerda que tu papel ha cambiado.
Esto no se trata de dejar de estar conectado con ellos, sino de redefinir esa conexión de una manera que respete su adultez.
2. Deja de buscar la perfección
Recuerdo la primera vez que mi hija cocinó la cena para nosotros. Estaba muy emocionada por mostrarnos sus habilidades culinarias, pero la comida no salió como ella esperaba.
Como padre, mi primer instinto fue intervenir y arreglarlo. Sugerir una receta diferente para la próxima vez o darle consejos sobre cómo evitar los errores que cometió.
Pero me detuve. Ese era su momento, no el mío.
Y la verdad es que su comida no fue perfecta. Pero era suya. Había puesto su corazón en ello, y eso era lo que realmente importaba.
Fue entonces cuando me di cuenta de que uno de los comportamientos que necesitaba dejar era esperar perfección de mis hijos adultos. Cometerán errores, y eso está bien. Es parte de su camino, y es cómo aprenden y crecen.
Recuerda, tu papel como padre no es evitar que cometan errores, sino estar allí para ellos cuando lo hagan. Dejar de buscar la perfección les permite ser humanos y ayuda a fortalecer tu vínculo con ellos.
3. Evita los consejos no solicitados
Es un error común pensar que ofrecer consejos siempre es útil. De hecho, una investigación del Journal of Experimental Social Psychology encontró que dar consejos no solicitados puede hacerte sentir más poderoso, pero también puede parecer condescendiente y dañar las relaciones.
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Como padres, a menudo sentimos que es nuestro deber guiar a nuestros hijos adultos. Pero hay una gran diferencia entre ofrecer orientación cuando te la piden y constantemente dar consejos no solicitados.
Tus hijos adultos tienen sus propias experiencias y perspectivas de vida. Necesitan la libertad de tomar sus propias decisiones, incluso si eso significa que cometan errores en el camino.
Si siempre intervienes con tu propio punto de vista, podrías estar enviando un mensaje no intencionado de que no confías en su capacidad para manejar las cosas por sí mismos. Esto puede generar resentimiento y tensar la relación.
Si deseas mantener un vínculo fuerte con tus hijos adultos, es crucial evitar dar consejos no solicitados. Déjales que te pidan tu opinión cuando la necesiten, y mientras tanto, confía en su capacidad para navegar por su propia vida.
4. Respeta los límites
Respetar los límites es fundamental en cualquier relación, y las relaciones entre padres e hijos no son una excepción.
A medida que tus hijos se convierten en adultos, es probable que sus límites cambien. Pueden necesitar más espacio o privacidad, o pueden querer tomar decisiones sin tu intervención. Y aunque aceptar estos cambios puede ser difícil, es crucial respetar sus deseos.
Traspasar los límites puede generar tensión y resentimiento. Puede enviar un mensaje de que no respetas su autonomía o no confías en su juicio.
Si deseas mantener un vínculo fuerte con tus hijos adultos, es importante comprender y respetar sus límites. Esto puede significar abstenerte de hacer ciertas preguntas, respetar su privacidad o dar un paso atrás para que tomen sus propias decisiones.
Recuerda, respetar los límites no se trata de crear distancia, sino de fomentar el respeto y la comprensión mutua.
5. Deja atrás los errores del pasado
Hubo una época en la que me costaba lidiar con algo que mi hijo había hecho en el pasado. Fue un error que en su momento causó mucho dolor y preocupación, y aunque habían pasado años, me encontraba sacándolo a colación en las conversaciones.
Me di cuenta de que no solo estaba aferrándome a ese error del pasado, sino que también lo estaba usando para definirlo. Esto no era justo para mi hijo. Había crecido y cambiado desde entonces, y aferrarme a su pasado no me permitía apreciar completamente a la persona en la que se había convertido.
Aferrarte a los errores del pasado puede ser perjudicial para tu relación con tus hijos adultos. Puede mantenerte atrapado en el pasado y evitar que veas su crecimiento y progreso.
Si deseas mantener un vínculo fuerte con tus hijos adultos, es fundamental dejar atrás sus errores del pasado. Esto no significa olvidar lo que sucedió, sino elegir no dejar que defina tu relación con ellos.
Abrazar el perdón y la aceptación puede ayudarte a avanzar y fortalecer tu vínculo con ellos.
6. Reconoce su adultez
La transición de ver a tus hijos como niños a reconocerlos como adultos puede ser un desafío. Sin embargo, es un paso esencial para mantener un vínculo fuerte con ellos.
Ignorar su estatus como adultos y tratarlos como niños puede generar frustración y falta de respeto. Tus hijos son personas maduras con sus propios pensamientos, opiniones y responsabilidades, y merecen ser tratados como tales.
Es crucial reconocer su adultez y tratarlos con el respeto que esto conlleva. Esto puede significar involucrarlos en decisiones importantes de la familia, respetar sus opiniones incluso cuando difieran de las tuyas, o simplemente reconocer los desafíos y logros que enfrentan en su vida adulta.
Tratar a tus hijos como los adultos que son puede fomentar el respeto y la comprensión mutua, fortaleciendo tu vínculo con ellos.
7. No escuchar
Escuchar es quizás la habilidad más importante que puedes tener como padre. Escuchar de manera verdadera y atenta demuestra a tus hijos adultos que valoras sus pensamientos, sentimientos y experiencias.
Escuchar no se trata solo de oír las palabras que dicen. Se trata de comprender su perspectiva, validar sus emociones y mostrar empatía.
Cuando no escuchamos, perdemos oportunidades de conectarnos profundamente con nuestros hijos adultos. También podemos enviar, sin querer, un mensaje de que no valoramos su perspectiva o no respetamos sus experiencias.
Si deseas mantener un vínculo fuerte con tus hijos adultos, prioriza escuchar realmente cuando hablen. Es un acto simple que puede tener un impacto profundo en tu relación.
Reflexión final
La labor de ser padre no termina cuando tus hijos se convierten en adultos. Simplemente evoluciona.
Mantener un vínculo saludable con tus hijos adultos no siempre será un camino sencillo. Requiere introspección, comunicación abierta y, a menudo, un cambio en nuestro comportamiento.
Recuerda, el objetivo no es aferrarte a la dinámica padre-hijo de sus años más jóvenes, sino construir un respeto y una comprensión mutuos que los reconozcan como adultos.
Como dijo una vez el escritor estadounidense y futurista Alvin Toffler: “El mensaje secreto que la sociedad comunica a la mayoría de los jóvenes hoy es que no se les necesita, que la sociedad funcionará perfectamente bien hasta que, en algún momento distante del futuro, ellos tomen las riendas. Pero la realidad es que la sociedad no está funcionando perfectamente… porque el resto de nosotros necesitamos toda la energía, inteligencia, imaginación y talento que los jóvenes pueden aportar a nuestras dificultades”.
Valoremos a nuestros hijos adultos por quienes son hoy, démosles espacio para tomar sus propias decisiones y, sobre todo, sigamos escuchándolos.
Pequeños cambios en nuestro comportamiento pueden marcar una gran diferencia para mantener un vínculo fuerte con nuestros hijos adultos. Al fin y al cabo, la paternidad no es solo criar hijos; también es crecer junto a ellos.