Elon Musk, conocido por su amplia experiencia en despedir empleados, está a punto de enfrentar uno de sus mayores desafíos hasta ahora: reducir el tamaño del gobierno federal. Recientemente nombrado como co-líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) por el presidente electo Donald Trump, Musk aplicará sus estrategias del sector privado para reducir regulaciones gubernamentales, despedir a trabajadores innecesarios y, en última instancia, ahorrar dinero. Musk compartirá este ambicioso proyecto con Vivek Ramaswamy, un exempresario de biotecnología y candidato a la nominación presidencial republicana de 2024.
En un artículo de opinión publicado en *The Wall Street Journal*, ambos anunciaron su intención de llevar a cabo «reducciones masivas de personal en la burocracia federal,» con Ramaswamy sugiriendo que hasta un 75% de los empleados federales podrían ser despedidos. La trayectoria reciente de Musk indica que está bien preparado para esta tarea. Su manejo de reducciones de personal en Twitter, Tesla y otros proyectos ha demostrado su disposición para implementar despidos a gran escala rápidamente.
Cuando Musk adquirió Twitter en 2022, inició despidos masivos en menos de una semana, reduciendo la plantilla de la empresa en más del 80% en seis meses. Sin embargo, este enfoque también provocó una caída significativa en el valor de la compañía, lo que generó dudas sobre la eficacia a largo plazo de medidas tan drásticas. El éxito de las estrategias de Musk en DOGE sigue siendo incierto, particularmente dadas las complejidades únicas de las operaciones gubernamentales.
A diferencia del sector privado, las regulaciones y prácticas de empleo gubernamentales están sujetas a numerosos controles y equilibrios. Douglas Holtz-Eakin, exdirector de la Oficina de Presupuesto del Congreso, señaló que DOGE carece de autoridad directa para hacer cambios, operando más como un destacado centro de pensamiento que genera ideas, en lugar de ejecutar acciones.
Esfuerzos de reducción gubernamental impulsados por Musk
La implementación de recortes regulatorios también es complicada. DOGE planea identificar y anular regulaciones consideradas inválidas bajo decisiones recientes de la Corte Suprema. Sin embargo, el proceso de revisar y rescindir estas regulaciones puede llevar un año o más y podría enfrentar una resistencia significativa de intereses establecidos.
Además, los costos laborales constituyen una parte relativamente pequeña del gasto federal. La mayor parte del presupuesto gubernamental se destina a beneficios como el Seguro Social, beneficios para veteranos y cupones de alimentos, los cuales cuentan con un fuerte apoyo político y son difíciles de recortar. Brian Riedl, un economista con sede en Washington, estima que incluso una reducción del 25% en los empleos federales resultaría en solo una disminución del 1% en el gasto federal.
Los empleados federales, muchos de los cuales están sindicalizados, también se están preparando para resistir estos cambios. Trump ha propuesto una nueva categoría de empleados llamada *Schedule F*, que reclasificaría a los funcionarios de carrera como empleados designados políticamente, lo que facilitaría su despido. Los sindicatos gubernamentales están trabajando activamente para proteger a sus miembros de esta reclasificación.
Musk y Ramaswamy han fijado un ambicioso plazo para su proyecto, con el objetivo de eliminar la necesidad de DOGE para el 4 de julio de 2026. Aunque Musk es conocido por ejecutar decisiones a gran escala rápidamente, las complejidades del gobierno federal significan que necesitará cada momento para lograr esta monumental tarea. En los próximos meses, la capacidad de Musk para trasladar su éxito en el sector privado al sector público será puesta a prueba rigurosamente mientras emprende lo que podría ser una de las reformas gubernamentales más significativas en la historia de Estados Unidos.