¿Alguna vez has sentido que te estás quedando sin energía, mientras que los demás siguen adelante como si nada?
Hola, soy Lachlan Brown, fundador de Hack Spirit y un apasionado de la psicología. Siempre he sido más bien introvertido. Ya sabes, del tipo que:
- Prefiere una noche tranquila en casa antes que una fiesta bulliciosa
- Necesita tiempo a solas para recargar energías
- Le cuesta el small talk
- Se siente abrumado en grandes multitudes
Durante años, sentí que estaba nadando contra la corriente, intentando adaptarme a un mundo diseñado para los extrovertidos.
Ahora, no hace falta que te diga que ser introvertido puede ser agotador. Pero la psicología ha identificado 7 situaciones específicas que realmente nos drenan.
En este artículo, vamos a explorar estas situaciones. Quizás te sientas identificado, como me pasó a mí.
Vamos a ello.
1) Reuniones sociales
No me malinterpretes. Como introvertido, no es que odie a la gente. De hecho, disfruto las conexiones significativas y las conversaciones profundas. Pero las reuniones sociales… son otro nivel.
Una sala llena de personas que apenas conozco, participando en conversaciones triviales sobre el clima o los últimos resultados deportivos, puede ser agotador. No es que no me importen estos temas, simplemente no me recargan como a los extrovertidos.
La psicología explica que los introvertidos prefieren las conversaciones uno a uno y que los entornos sociales grandes pueden dejarnos exhaustos. Nos desenvolvemos mejor en espacios íntimos, no en fiestas ruidosas o eventos abarrotados.
Si te sientes drenado después de reuniones sociales, recuerda: está bien tomarte un respiro. Busca un rincón tranquilo, sal a dar un paseo o incluso escápate unos minutos al baño para recuperar energía.
No se trata de ser antisocial, sino de conservar tu energía y respetar tu naturaleza introvertida.
2) Eventos de networking
Recuerdo mi primer evento de networking. Entré en una sala llena de profesionales intercambiando tarjetas de presentación y vendiendo sus ideas. El ruido era abrumador, y la energía en el aire era palpable.
Como introvertido, me sentí completamente fuera de lugar.
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Todos parecían moverse con facilidad, como si estuvieran en su elemento. Pero para mí, la idea de presentarme y venderme a extraños era aterradora. Pasé la mayor parte de la noche en silencio, sosteniendo mi bebida en un rincón, sintiéndome completamente agotado.
Solo más tarde comprendí por qué estos eventos eran tan agotadores para mí. El psicólogo Carl Jung, quien acuñó los términos «introvertido» y «extrovertido», dijo una vez:
«Cada persona tiene un lado extrovertido y un lado introvertido, con uno predominando sobre el otro.»
Para los introvertidos, un evento de networking es como correr una maratón sin entrenamiento: no es que no podamos hacerlo, pero no es nuestro estado natural.
Así que, si eres introvertido y tienes que asistir a un evento de networking, recuerda las palabras de Jung. No tienes que forzarte a ser alguien que no eres.
Encuentra una forma de conectar que se adapte a tu personalidad. Tal vez prefieras entablar conversaciones profundas con pocas personas o conectar con ellas en línea después del evento. Haz lo que mejor te funcione.
3) Oficinas abiertas
Todavía recuerdo mi primer trabajo en una oficina de planta abierta. Los escritorios estaban alineados en filas, todos podían verse entre sí y el ruido era constante.
Para algunos, este entorno podía ser dinámico y motivador. Pero para mí, era un desafío diario.
Me encantaba mi trabajo y mis compañeros, pero la falta de privacidad, la constante interacción y el ruido incesante me agotaban al final del día.
Me resultaba difícil concentrarme con tantas distracciones a mi alrededor. Incluso la hora del almuerzo no era un descanso real, ya que las conversaciones continuaban en las mesas compartidas.
Finalmente, comencé a salir a caminar durante mis descansos. Unos minutos a solas me ayudaban a recargar energías y a sobrellevar mejor el día.
Si trabajas en una oficina abierta y te sientes drenado, recuerda que está bien tomarte un tiempo para ti. No tienes que participar en todas las conversaciones o actividades grupales. Ponte los auriculares, enfócate en tu trabajo y date permiso para desconectarte cuando lo necesites.
4) Comunicación digital constante
Vivimos en un mundo hiperconectado, donde estar siempre disponible en línea se ha convertido en la norma. Notificaciones de redes sociales, correos de trabajo a todas horas, grupos de chat interminables… puede ser abrumador.
Recuerdo cuando instalé una aplicación de mensajería popular en mi teléfono. De repente, se esperaba que respondiera de inmediato, sin importar la hora. Sentía que nunca podía desconectar.
Como introvertido, esta constante avalancha de comunicación digital era agotadora. Era como si siempre tuviera que estar «encendido», sin tiempo para recargar energías.
Curiosamente, un estudio de la Universidad de Gotemburgo en Suecia respalda esta experiencia. La investigación encontró que el uso excesivo de teléfonos móviles y computadoras está vinculado a un aumento del estrés, trastornos del sueño y síntomas depresivos.
Si la comunicación digital te está sobrepasando, recuerda que está bien desconectar. Establece límites para revisar correos y redes sociales. Date permiso para apagar el teléfono y recuperar tu energía.
5) Hablar en público
Para un introvertido, hablar ante una multitud puede ser una experiencia aterradora. Recuerdo la primera vez que tuve que dar una presentación. Mi corazón latía con fuerza, mis manos sudaban y mi mente iba a toda velocidad.
No era miedo a equivocarme o a olvidar lo que tenía que decir. Era la enorme cantidad de energía que se necesitaba para captar la atención del público y ser el centro de la escena.
Y después de la presentación… me sentí como si necesitara dormir una semana entera.
Los introvertidos solemos sentirnos más cómodos con la comunicación escrita, porque nos da tiempo y espacio para organizar nuestras ideas.
Hablar en público, en cambio, puede ser como correr una maratón inesperada: mental y físicamente agotador.
Si te cuesta hablar en público, recuerda que la clave es la preparación. Conoce bien tu material y ensaya tu presentación.
Y si te ayuda, sé honesto con tu audiencia. A veces, decir que eres introvertido genera empatía y te hace sentir más cómodo.
6) Estar siempre «encendido»
Siempre he valorado mi tiempo a solas. Tiempo para relajarme, reflexionar y simplemente ser yo mismo.
Pero hubo una época en la que mi agenda estaba tan llena que sentía que nunca podía desconectar.
Fue entonces cuando leí una frase del psiquiatra Carl Jung:
«La capacidad de estar solo es la capacidad de amar. Puede parecer paradójico, pero no lo es. Solo las personas capaces de estar solas pueden realmente amar, compartir y conectar con los demás.»
Los introvertidos necesitamos momentos de soledad para recargar y reflexionar. Si nos privamos de ellos, nos sentimos agotados y sin energía.
Así que, si te sientes abrumado por las demandas constantes, recuerda que no solo está bien tomarte un tiempo para ti, sino que es absolutamente necesario.
7) Ser etiquetado como «tímido»
Ser introvertido no significa ser tímido.
A lo largo de mi vida, a menudo me han llamado «callado» o «reservado». Pero eso no significa que tenga miedo de hablar, simplemente elijo cuándo y con quién gastar mi energía.
Si siempre te etiquetan como «tímido», recuerda: no hay nada de malo en ser introvertido. Acepta tu naturaleza y no dejes que los demás definan quién eres.
Conclusión
Ser introvertido en un mundo extrovertido puede ser agotador. Pero recuerda: no hay nada malo en ser como eres.
Protege tu energía, establece límites y, sobre todo, sé amable contigo mismo.
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